25 Maneras de provocar a tus hijos a ira
Y
vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en
disciplina y amonestación del Señor. Efesios 6:4
Los padres
pueden ser parte del problema en provocar a sus hijos a ira. La siguiente
información es excelente aunque no completa. Presenta principios básicos. Tal
vez quisiera preguntárle a tus hijos acerca de su punto de vista en estos
puntos.
1. Falta de
armonía matrimonial
Ocurre cuando un
esposo y su esposa no desarrollan el ser “una sola carne,” la intimidad que fue
diseñada por Dios (Génesis 2:24).
Cuando el hijo observa amargura en los padres, es susceptible a adquirir
pensamientos de amargura, motivos, actitudes y acciones que ha visto como
ejemplo en ellos (Hebreos 12:15).
2. Estableciendo
y manteniendo un hogar centrado en los niños
Ocurre cuando
los padres no establecen un hogar que sea Cristo-céntrico, en donde cada
miembro entienda su lugar bíblico en la familia y esté comprometido a agradar a
Cristo antes que a sí mismo. Esto sucede cuando los hijos son el enfoque, en
vez de Dios (Prov. 29:15).
3. Imitando la
ira pecaminosa
Niños que
regularmente observan ejemplos de ira en la comunicación, a menudo crecen sin
haber tenido los recursos bíblicos necesarios con los cuales podrán resolver
conflictos y problemas personales (Prov. 22:24,
25).
4. Disciplinar
consistentemente bajo ira
Disciplinar con
enojo puede ser percibido por su hijo como un ataque personal. El énfasis de su
pensamiento y el de su disciplina a aplicarse debería ser en línea en lo que su
niño ha hecho por pecar contra Dios, no en cómo la acción del niño le ha
causado dolor (Efesios 4:26,
27; Santiago 1:19,
20).
5. Regañón
El término
“regañón” es derivado del griego que significa, “indignarse con enojo”.
Regañadientes — el censurar rápidamente o protestar, demostrando fuertes
emociones sin control — nunca es un método apropiado para entrenar y guiar a un
niño (Efesios 4:29).
6. Ser
inconsistente con la disciplina
Los padres
comúnmente disciplinan inconsistentemente en dos maneras. La primera es
teniendo diferentes patrones de disciplina entre los padres. El segundo es en
lo indeciso día a día de lo que se debe castigar o en cuan severo el castigo
debe ser. Los niños deberían saber que cada ofensa será tratada justa y
equitativamente independientemente del estado emocional, espiritual o físico
del padre al momento de disciplinar (II Cor. 1:17-18).
7. La hipocrecía
Un padre que
utiliza la Biblia para enseñar, corregir e instruir a sus niños en rectitud,
pero no está dispuesto a practicar esa misma rectitud en su vida no es sólo un
hipócrita sino también provoca a su hijo (Fil. 4:9).
8. Ser legalista
El legalismo es
aquel que eleva las reglas hechas por hombres al mismo nivel de culpabilidad
como los mandamientos dados por Dios. Las reglas establecidas en el hogar
deberían estar claramente delineadas como “Reglas dirigidas por la Biblia” o
“Reglas inferidas por la Biblia” (Mat. 15:7-9).
9. No admitir
que estás equivocado
La falta de un
padre admitir una ofensa cometida hacia sus hijos (y otros a quienes él
reconozca que ha ofendido) a menudo desanima a los niños a tener una
comunicación bíblica abierta. El niño percibirá la insensibilidad y el orgullo
del padre y no estará preparado apropiadamente para pedir perdón a otros (Mat. 18:15).
10. Encontrar
faltas constantemente
Los padres tienen
la responsabilidad de señalar la conducta pecaminosa y otras deficiencias de
carácter a sus hijos. No obstante una actitud de crítica, de condena, acusadora
o juzgadora mientras se corrige a un niño llevará al niño a pensar que sus
padres no están complacidos con ellos la mayoría del tiempo o nunca (Prov. 19:11).
11. Padres que
invierten los papeles dados por Dios
Cuando el orden
de Dios es violado en el hogar las consecuencias crean un ambiente en el hogar
que promueve la frustración. Las esposas tienden a sentir amargura en que los
esposos no manejen el hogar como la Biblia dice. Los esposos tienden a sentir
amargura y perder el respeto hacia sus esposas quienes no están cumpliendo sus
papeles establecidos por Dios. Tales intercambios de papeles no proveen al niño
con buenos ejemplos para seguir el orden de Dios en el hogar (Ef. 5:22-24).
12. No
escuchando el punto de vista del niño
Aunque los
padres no siempre estén de acuerdo con el razonamiento de sus niños, sus
conclusiones u opiniones, deben comprender la perspectiva del niño si hay el
deseo de llevarlo a la verdad. El no comprender la perspectiva del niño, éste
pudieran percibir actitudes como arrogancia, impaciencia, apatía y falta de
amor (Prov. 18:3).
13. Compararlos
con otros
Dios le da a
cada niño dones y talentos únicos. Los padres necesitan prestar atención al
aviso de Pablo en II Corintios 10:12 para evitar el comparar a sus hijos
(favorable o desfavorablemente) con otros niños.
14. No tener
tiempo para hablar
Cuando los
padres permiten que las presiones y los placeres de la vida los mantengan
alejados de pasar el tiempo suficiente en el proceso de comunicación con sus
hijos, la relación estrecha de padre-hijo no es desarrollada. Los niños pueden
llegar a establecer relaciones más fuertes con sus amigos para llenar este
vacío (Santiago 1:19).
15. No alabar al
niño
Los padres
necesitan reconocer a menudo las buenas cosas que hacen sus hijos, para que
cuando sean corregidos, estas medidas sean percibidas como un balance bíblico
de amor. Cuando los padres se centran sólo en lo malo del niño, el niño tiende
a evaluarse a sí mismo incorrectamente (Apoc. 2:2-4).
16. Fallar en lo
que se promete
Las promesas y
compromisos comúnmente se hacen con la intención de cumplirlas y sin la
intención de engañar. Sin embargo, cuando estas promesas son constantemente
incumplidas, sin importar la razón, sin el intento de terminar el contrato de
una manera bíblica (Prov. 6:1-5),
o si el perdón no es buscado de su niño por la violación del contrato, su
decepción se convierte en enojo (Sal. 15:4-5).
17.
Corrigiéndoles en presencia de otros
En Mateo 18:15
se obtiene el principio disciplinario de que el círculo de confesiones y
correcciones debe ser tan grande como el círculo de ofensas. Si el pecado de un
niño no es público, el círculo disciplinario debe ser tratado entre el padre y
el niño. Violar esta instrucción clara de Cristo disciplinando a un niño en
presencia de otros por pecados que ha cometido en privado es pecar en contra de
Dios y el niño.
18. Dando mucha
libertad
Los niños
necesitan ser enseñados a arrepentirse del pecado, cómo ser responsables y cómo
vivir una vida de autodisciplina. Cuando se le permite a un niño practicar
conductas pecaminosas, participar en actividades no pecaminosas antes de
demostrar la madurez necesaria o vivir una vida indisciplinada pueden llegar a
pensar que no son amados por sus padres (Heb. 12:6-9).
19. No dando la
libertad suficiente
Los niños deben
estar dispuestos a ganar libertad cuando demuestran fidelidad a Dios y a otros.
La fidelidad está basada en dos cosas: 1) El cumplimiento exitoso de
responsabilidades específicas, y 2) La capacidad constante en tomar decisiones
sabias (bíblicas). Si no se premia su fidelidad con suficiente libertad, los
padres podrían poner en riesgo una forma de motivación que es bíblica – el
deseo de ganarse la confianza (Luc. 12:48).
20. Burlándose
del niño
Los padres nunca
deben poner en ridículo o burlarse de sus niños por alguna insuficiencia de la
cual no puedan hacer nada al respecto (Ej. inteligencia, habilidades atléticas,
características físicas, etc.) o por cosas que sean pecaminosas. La conducta
pecaminosa debe ser tratada con seriedad no con frivolidad (Éx. 4:11).
21. Abusar
físicamente
Los padres deben
disciplinar a sus hijos sólo cuando su enojo esté bajo control y las
posibilidades de hacerle daño físicamente a su hijo sean menos (I Tim. 3:3).
22. Ponerle
sobrenombres
Los sobrenombres
deben ser utilizados sólo si van de acuerdo a criterios bíblicos. Dios utiliza
nombres para identificar individuos que se han entregado a un pecado por el
cual su vida está dominada y caracterizada (Ej. perezoso, tonto, de doble
pensamiento, idólatra, etc.). Los nombres pueden servir como instrumentos para
motivar a los niños a cambiar. No obstante, como burla los nombres pueden
avergonzar, humillar o enojar al niño y es punitivo en naturaleza (Ef. 4:29).
23. Tener
expectativas irreales
Los padres no
deben imponer expectativas o patrones que sus niños no puedan cumplir en su
desarrollo o carácter al menos que esos patrones o expectativas estén
claramente descritos en la Biblia. Por ejemplo, un carácter piadoso es
demostrado en hacer lo mejor para la gloria de Dios, no por sacar todas “A” en
la escuela (I Cor. 13:11).
24. Demostrar
favoritismo por uno de los hijos
Los hermanos son
diferentes los unos de los otros, por tanto, deben ser tratados como
individuos. No obstante, las normas por las cuales cada niño es evaluado y por
las cuales el padre responde para enseñar a sus niños deben ser idénticas (Luc. 15:25).
25. Emplear
métodos de entrenamiento inconsistentes con la palabra de Dios
El encaminar a
tu hijo en la disciplina e instrucción del Señor no lo provocará a ira, pero
encaminarlo en el consejo y en la instrucción de los psicólogos populares de
hoy de seguro lo hará. El uso de técnicas de modificación de conducta y terapia
cognitativa que han sido diseñadas para reemplazar a Cristo y a su Palabra con
sabiduría humana no pueden producir en tu hijo airado los frutos de Espíritu (Ef. 6:4).
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