lunes, 26 de octubre de 2015

NO PROVOQUEIS A VUESTROS HIJOS A IRA


25 Maneras de provocar a tus hijos a ira

Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. Efesios 6:4

Los padres pueden ser parte del problema en provocar a sus hijos a ira. La siguiente información es excelente aunque no completa. Presenta principios básicos. Tal vez quisiera preguntárle a tus hijos acerca de su punto de vista en estos puntos.

1. Falta de armonía matrimonial

Ocurre cuando un esposo y su esposa no desarrollan el ser “una sola carne,” la intimidad que fue diseñada por Dios (Génesis 2:24). Cuando el hijo observa amargura en los padres, es susceptible a adquirir pensamientos de amargura, motivos, actitudes y acciones que ha visto como ejemplo en ellos (Hebreos 12:15).

2. Estableciendo y manteniendo un hogar centrado en los niños

Ocurre cuando los padres no establecen un hogar que sea Cristo-céntrico, en donde cada miembro entienda su lugar bíblico en la familia y esté comprometido a agradar a Cristo antes que a sí mismo. Esto sucede cuando los hijos son el enfoque, en vez de Dios (Prov. 29:15).

3. Imitando la ira pecaminosa

Niños que regularmente observan ejemplos de ira en la comunicación, a menudo crecen sin haber tenido los recursos bíblicos necesarios con los cuales podrán resolver conflictos y problemas personales (Prov. 22:24, 25).

4. Disciplinar consistentemente bajo ira

Disciplinar con enojo puede ser percibido por su hijo como un ataque personal. El énfasis de su pensamiento y el de su disciplina a aplicarse debería ser en línea en lo que su niño ha hecho por pecar contra Dios, no en cómo la acción del niño le ha causado dolor (Efesios 4:26, 27; Santiago 1:19, 20).

5. Regañón

El término “regañón” es derivado del griego que significa, “indignarse con enojo”. Regañadientes — el censurar rápidamente o protestar, demostrando fuertes emociones sin control — nunca es un método apropiado para entrenar y guiar a un niño (Efesios 4:29).

6. Ser inconsistente con la disciplina

Los padres comúnmente disciplinan inconsistentemente en dos maneras. La primera es teniendo diferentes patrones de disciplina entre los padres. El segundo es en lo indeciso día a día de lo que se debe castigar o en cuan severo el castigo debe ser. Los niños deberían saber que cada ofensa será tratada justa y equitativamente independientemente del estado emocional, espiritual o físico del padre al momento de disciplinar (II Cor. 1:17-18).

7. La hipocrecía

Un padre que utiliza la Biblia para enseñar, corregir e instruir a sus niños en rectitud, pero no está dispuesto a practicar esa misma rectitud en su vida no es sólo un hipócrita sino también provoca a su hijo (Fil. 4:9).

8. Ser legalista

El legalismo es aquel que eleva las reglas hechas por hombres al mismo nivel de culpabilidad como los mandamientos dados por Dios. Las reglas establecidas en el hogar deberían estar claramente delineadas como “Reglas dirigidas por la Biblia” o “Reglas inferidas por la Biblia” (Mat. 15:7-9).

9. No admitir que estás equivocado

La falta de un padre admitir una ofensa cometida hacia sus hijos (y otros a quienes él reconozca que ha ofendido) a menudo desanima a los niños a tener una comunicación bíblica abierta. El niño percibirá la insensibilidad y el orgullo del padre y no estará preparado apropiadamente para pedir perdón a otros (Mat. 18:15).

10. Encontrar faltas constantemente

Los padres tienen la responsabilidad de señalar la conducta pecaminosa y otras deficiencias de carácter a sus hijos. No obstante una actitud de crítica, de condena, acusadora o juzgadora mientras se corrige a un niño llevará al niño a pensar que sus padres no están complacidos con ellos la mayoría del tiempo o nunca (Prov. 19:11).

11. Padres que invierten los papeles dados por Dios

Cuando el orden de Dios es violado en el hogar las consecuencias crean un ambiente en el hogar que promueve la frustración. Las esposas tienden a sentir amargura en que los esposos no manejen el hogar como la Biblia dice. Los esposos tienden a sentir amargura y perder el respeto hacia sus esposas quienes no están cumpliendo sus papeles establecidos por Dios. Tales intercambios de papeles no proveen al niño con buenos ejemplos para seguir el orden de Dios en el hogar (Ef. 5:22-24).

12. No escuchando el punto de vista del niño

Aunque los padres no siempre estén de acuerdo con el razonamiento de sus niños, sus conclusiones u opiniones, deben comprender la perspectiva del niño si hay el deseo de llevarlo a la verdad. El no comprender la perspectiva del niño, éste pudieran percibir actitudes como arrogancia, impaciencia, apatía y falta de amor (Prov. 18:3).

13. Compararlos con otros

Dios le da a cada niño dones y talentos únicos. Los padres necesitan prestar atención al aviso de Pablo en II Corintios 10:12 para evitar el comparar a sus hijos (favorable o desfavorablemente) con otros niños.

14. No tener tiempo para hablar

Cuando los padres permiten que las presiones y los placeres de la vida los mantengan alejados de pasar el tiempo suficiente en el proceso de comunicación con sus hijos, la relación estrecha de padre-hijo no es desarrollada. Los niños pueden llegar a establecer relaciones más fuertes con sus amigos para llenar este vacío (Santiago 1:19).

15. No alabar al niño

Los padres necesitan reconocer a menudo las buenas cosas que hacen sus hijos, para que cuando sean corregidos, estas medidas sean percibidas como un balance bíblico de amor. Cuando los padres se centran sólo en lo malo del niño, el niño tiende a evaluarse a sí mismo incorrectamente (Apoc. 2:2-4).

16. Fallar en lo que se promete

Las promesas y compromisos comúnmente se hacen con la intención de cumplirlas y sin la intención de engañar. Sin embargo, cuando estas promesas son constantemente incumplidas, sin importar la razón, sin el intento de terminar el contrato de una manera bíblica (Prov. 6:1-5), o si el perdón no es buscado de su niño por la violación del contrato, su decepción se convierte en enojo (Sal. 15:4-5).

17. Corrigiéndoles en presencia de otros

En Mateo 18:15 se obtiene el principio disciplinario de que el círculo de confesiones y correcciones debe ser tan grande como el círculo de ofensas. Si el pecado de un niño no es público, el círculo disciplinario debe ser tratado entre el padre y el niño. Violar esta instrucción clara de Cristo disciplinando a un niño en presencia de otros por pecados que ha cometido en privado es pecar en contra de Dios y el niño.

18. Dando mucha libertad

Los niños necesitan ser enseñados a arrepentirse del pecado, cómo ser responsables y cómo vivir una vida de autodisciplina. Cuando se le permite a un niño practicar conductas pecaminosas, participar en actividades no pecaminosas antes de demostrar la madurez necesaria o vivir una vida indisciplinada pueden llegar a pensar que no son amados por sus padres (Heb. 12:6-9).

19. No dando la libertad suficiente

Los niños deben estar dispuestos a ganar libertad cuando demuestran fidelidad a Dios y a otros. La fidelidad está basada en dos cosas: 1) El cumplimiento exitoso de responsabilidades específicas, y 2) La capacidad constante en tomar decisiones sabias (bíblicas). Si no se premia su fidelidad con suficiente libertad, los padres podrían poner en riesgo una forma de motivación que es bíblica – el deseo de ganarse la confianza (Luc. 12:48).

20. Burlándose del niño

Los padres nunca deben poner en ridículo o burlarse de sus niños por alguna insuficiencia de la cual no puedan hacer nada al respecto (Ej. inteligencia, habilidades atléticas, características físicas, etc.) o por cosas que sean pecaminosas. La conducta pecaminosa debe ser tratada con seriedad no con frivolidad (Éx. 4:11).

21. Abusar físicamente

Los padres deben disciplinar a sus hijos sólo cuando su enojo esté bajo control y las posibilidades de hacerle daño físicamente a su hijo sean menos (I Tim. 3:3).

22. Ponerle sobrenombres

Los sobrenombres deben ser utilizados sólo si van de acuerdo a criterios bíblicos. Dios utiliza nombres para identificar individuos que se han entregado a un pecado por el cual su vida está dominada y caracterizada (Ej. perezoso, tonto, de doble pensamiento, idólatra, etc.). Los nombres pueden servir como instrumentos para motivar a los niños a cambiar. No obstante, como burla los nombres pueden avergonzar, humillar o enojar al niño y es punitivo en naturaleza (Ef. 4:29).

23. Tener expectativas irreales

Los padres no deben imponer expectativas o patrones que sus niños no puedan cumplir en su desarrollo o carácter al menos que esos patrones o expectativas estén claramente descritos en la Biblia. Por ejemplo, un carácter piadoso es demostrado en hacer lo mejor para la gloria de Dios, no por sacar todas “A” en la escuela (I Cor. 13:11).

24. Demostrar favoritismo por uno de los hijos

Los hermanos son diferentes los unos de los otros, por tanto, deben ser tratados como individuos. No obstante, las normas por las cuales cada niño es evaluado y por las cuales el padre responde para enseñar a sus niños deben ser idénticas (Luc. 15:25).

25. Emplear métodos de entrenamiento inconsistentes con la palabra de Dios

El encaminar a tu hijo en la disciplina e instrucción del Señor no lo provocará a ira, pero encaminarlo en el consejo y en la instrucción de los psicólogos populares de hoy de seguro lo hará. El uso de técnicas de modificación de conducta y terapia cognitativa que han sido diseñadas para reemplazar a Cristo y a su Palabra con sabiduría humana no pueden producir en tu hijo airado los frutos de Espíritu (Ef. 6:4).

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